jueves, 7 de noviembre de 2013

El coliseo de la vida

La vida. Todos tenemos una vida e intentamos vivirla de acuerdo a nuestros deseos. Cada una de ellas es diferente y no por ello mejor o peor ya que, al fin y al cabo, nosotros somos así, diferentes.

Sin embargo, ¿Qué es la vida?¿Un camino?¿Una senda por la que viajamos para conseguir nuestros objetivos?

Yo considero la vida un coliseo gigante con miles de arenas en las que las dificultades que nos vayamos encontrando son los enemigos contra los que combatiremos.

Desde que nacemos nuestros padres nos guían y nos instruyen para que podamos salir a la arena a combatir y salir victoriosos. Nos enseñan los diferentes tipos de arena que nos vamos a encontrar, los caminos que nos pueden llevar a ellas y los tipos de enemigos a los que nos enfrentaremos.

Pero una vez allí, somos nosotros mismos quienes debemos encontrar el modo de luchar y mantenernos en pie tras cada combate que nos surja. Somos nosotros quienes debemos encontrar amigos y compañeros que nos ayuden a sobrevivir, que estén ahí para cubrir nuestros puntos ciegos. Amigos que nos sujeten cuando nuestras fuerzas flaqueen y nos permitan seguir en pie tras recibir un duro golpe del enemigo. Incluso que nos enseñen otras formas de combatir a nuestros rivales, que nos muestren otros movimientos y otras maneras de movernos que nos permitan vencer en cada combate.

Algunos amigos se convierten en compañeros de armas inseparables y, en ocasiones, encuentras a alguien en el coliseo por el que merece la pena luchar. Alguien que se convierte en tu razón para vencer en cada combate. Esa persona que, aunque no esté en tu misma arena, te ayuda a seguir peleando aunque la victoria parezca inalcanzable.


Instructores, compañeros de armas, esa persona….todos ellos forman parte del equipo que te ayudará a vencer y triunfar en el coliseo de la vida. Si confías y crees en ellos podrás derrotar a cualquier enemigo que se presente.

jueves, 3 de octubre de 2013

Un agradable camino

Es una mañana como otra cualquiera, me siento extrañamente bien caminando, hace un fuerte viento pero sin embargo me agrada. Me dirijo a la parada del autobús absorto en mis propios pensamientos. 
Tras esperar un rato acompañado de mis cascos y mi música al fin el autobús llega. Se esta tranquilo, hay poca gente y el traqueteo del propio autobús me relaja cada vez más. A través de la ventanilla se ve el ajetreo del día a día. Coches y camiones que vienen y van, cada uno con su propio destino, quien sabe que harán una vez lleguen a él. Trato de imaginarme historias para cada uno de ellos y así paso el rato mientras viajo. 
De repente el autobús bota y me sobresalto. Otro de esos malditos badenes puestos por el ayuntamiento, se supone que para que la gente no conduzca rápido, sin embargo en muchos casos un innecesario incordio al conducir y viajar. Realmente los estoy empezando a odiar.
 Al llegar a mi parada el autobús se detiene y me bajo. De nuevo el viento me acaricia la cara y esa agradable y relajante sensación que me arrebató el badén me acompaña de nuevo.
 Empiezo a caminar regresando a mis pensamientos y observando el entorno que me rodea: una madre conduce un carrito con su bebé, en los bares la gente se toma un café mientras lee la prensa matinal y charla, un médico sale corriendo de su consulta en busca del paciente que se acaba de ir porque se ha dejado las recetas. La vida de las personas transcurre sin problemas y este hecho sin importancia me alegra.
 Así que al llegar a mi destino una leve sonrisa surge en mi rostro tras un agradable viaje, y comienza otro día del que disfrutar.

Sucesos extraños

De entre todos los sucesos extraños y misteriosos que hay en el mundo (avistamiento de Ovnis, Ley de Murphy, la existencia de bombas de destrucción masiva..) hay uno que a mi particularmente me impactó.
EL CARNET DE CONDUCIR
Llegados los 18 años uno desea con toda su alma sacarse el carnet para poder llevar el coche familiar o el suyo propio. En verano no hacemos otra cosa que ir a la autoescuela para conseguirlo y finalmente al cabo de un tiempo nos sacamos el carnet
Pero es entonces cuando, sin darnos cuenta, un aura extraña nos acecha y sucede la cosa más extraña y misteriosa de nuestra vida. Sin querer, sin saber como, seguramente sin desearlo, nos hemos vestido misteriosamente de arriba a abajo con un traje de chófer con gorra y todo.
Efectivamente, de repente empiezan a ser frecuentes las sugerencias/ordenes sutilmente camufladas en frases como: "¿Podrías llevarme al centro?", "¿Podrías ir a comprar huevos que se han acabado?", "¿Podrías ir a recoger a la abuela?", etc, etc
Estas indirectas son de obligatorio cumplimiento porque sino, digamos que quedas "despedido" de tu puesto como chófer del coche.
Al cabo de un tiempo ya consigues la asombrosa habilidad de leer la mente y predecir el peligro minutos antes de que suceda aunque sin poder evitarlo. Así, cuando un domingo hay prevista una comida familiar y tu madre/padre/mujer/marido te dice "Oye, ¿Estas ocupado?" instintivamente tu pensamiento es "Voy a cambiarme ¬_¬"
Así que ya sabéis, cuando vayáis a sacaros el carnet de conducir, mirad a ver si tenéis un hueco en el armario para el traje.

Un encuentro esperado

Hoy ha llegado el día.
Tenemos prácticamente la misma edad, aunque él es un poco más mayor. Llevamos toda la vida juntos y siempre nos hemos llevado bien. Hemos compartido momentos muy divertidos y algún que otro mal trago, pero aun así nuestra amistad siempre ha perdurado y siempre nos hemos reencontrado.
Me encanta porque es popular, divertido y cada año que pasa lo veo mejor y me gusta más. Aunque a veces nos distanciamos siempre lo tengo presente en mis recuerdos. Muchas veces he probado con otros que tienen alguna cualidad similar pero ninguno se le parece ni de cerca. Muchas veces he visto el momento pero nunca he dado el paso
Dentro de 25 minutos me reencuentro con él y tras mucho tiempo pensándolo hoy lo haré.
Hoy, me compraré el nuevo Super Mario.